La Culpa tóxica.
La culpa es similar a otras emociones: nos mueve a actuar de forma adaptativa y positiva en nuestro entorno. Tal como la pena nos mueve a recuperar nuestra energía y dar señales de que necesitamos apoyo, y el miedo nos impulsa a protegernos del peligro, la culpa nos mueve a no dañar al resto.
La culpa ha sido la gran protagonista de nuestra vida. La venimos sintiendo desde que comenzaron los abusos en nuestra infancia o adolescencia.
La falsa responsabilidad a la que fuimos inducidas nos condujo a la culpa tóxica. Con el tiempo hemos internalizamos y arraigado, a niveles profundos esta falsa responsabilidad. Esto nos ha hecho más susceptibles a ser manipuladas y que se aprovechan de nosotras. Sacrificamos nuestro propio bienestar e interés para complacer y cuidar de los demás.
Esta culpa tóxica no cumple su función principal, que es el arrepentimiento y reparación del daño. Porque es demasiado intensa y sólo produce angustia y no información útil que nos permita entenderla.
La Culpa tóxica

De pequeñas, el abusador nos manipuló de muchas maneras, para hacernos sentir culpable de los abusos. Y de adultas seguimos viviendo con la culpa que se ha transformado en tóxica. Y es esa gran secuela que nos impide mirar de frente al pasado, para entenderlo y aceptarlo.
Pero esto no tiene porque seguir así, como adulta debes tomar las riendas de tu vida y trabajar para liberarte de esta culpa tóxica.

Recuerda que si deseas ampliar esta información sobre la culpa puedes acceder a mi Guía sobre «La Culpa» donde te hablo extensamente sobre esta secuela.
Además también te recomiendo que veas mi Taller sobre la Culpa que hice en directo en Noviembre de 2020 en este enlace.
¿Crees que puedes hacerlo, reconoces tus culpas?
Te leo en los comentarios.
Un fuerte abrazo 🤗
Vannia
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