Vivo para honrar a las mujeres que fui. Y honrar a las que sobrevivieron.
A esa niña que fui y que aún vive en mí.
Una niña de mirada triste a la que le arrebataron de cuajo toda la Inocencia y la manera natural de experimentar la vida. Una niña que tuvo que ocultar el miedo, reprimir el llanto, fingir ser feliz para proteger a su familia y a ella misma. Una niña que asumió que aquello que vivía era su responsabilidad.
A la adolescente que fui y que aún habita en mí.
A ella, que dio tantas señales de alerta, pero nadie la observó. A esa adolescente que todos llamaron rebelde, que enjuiciaron y criticaron. A ella, que buscó herramientas para sobrevivir a un infierno que duraba años y del cual no podía escapar.
A la mujer que se convirtió en madre y la que sigo encarnando.
A ella, que se enfrentó como pudo a maternar a otro ser, mientras seguía sobreviviendo. A ella que se enfrentó a todos los miedos que se sienten cuando conocemos la maldad que existe en el mundo y que agudizan los miedos hacia los hijos.
A ella, que ha hecho todo lo mejor que pudo para acompañar el camino de un ser maravilloso.
A ella, que eligió sabiamente educar en la confianza para no caer en la sobre protección que cuarta libertades de los hijos.
Aquí te cuento como ha sido la maternidad sobreviviendo a los abusos.
A la mujer que se permitió amar.
A la mujer que eligió apostar por la pureza de unos ojos azules y aceptar el amor verdadero. Amor que ella aún no conocía.
Si quieres conocer la historia de un sueño hecho realidad junto a este hombre, pincha aquí.
A todas ellas, hoy las honro y les agradezco por haber sobrevivido hasta aquel 2 de junio de 2016.
El día en que cada una de ellas se sentó conmigo frente a él, para explicar por primera vez nuestra verdad.
Ese día la vida seguía sucediendo en Barcelona. Pero en mi mundo experimentaba la muerte. En una habitación de un piso en la calle Paral.lel, el silencio moría y todas nosotras volvíamos a nacer.
Ese día todas sentimos el dolor de la verdad y la esperanza de sanar.
Hoy, después de 6 años, sé que la mejor manera de honrar a estas mujeres es viviendo la vida que ellas soñaron. Siendo feliz, disfrutando de este tremendo regalo llamado vida y compartiendo mi experiencia y medicina para ayudar a otrxs a sanar.
¡Vivo para honrar a las mujeres que fui!
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